Rayas rojiblancas
San Mamés ruge como siempre. El eco de los cánticos retumba más fuerte que el frío de enero, golpeándome en lo más hondo del alma. Llevo mi camiseta de colores rojiblancos, fieles a mi piel desde que era niña y venía al estadio de la mano de mi padre y mi abuelo. Hoy, al igual que entonces, la pasión me envuelve con más calor que cualquier abrigo